La filosofía de Kant no sólo es una de las más importantes del siglo XVIII, sino, claramente, una de las más importantes e influyentes de todos los tiempos; equiparable por eso mismo con las de Platón, Aristóteles o Hegel más tarde.*
Kant nació en Königsberg, Alemania. De naturaleza enfermiza parecía estar condenado como lo estuvieran Descartes o Erasmo, al destino trágico de una muerte prematura. Vivió sin embargo extensamente, y su pensamiento, perfeccionado a lo largo de su vida, se volvería fundamental para la filosofía moderna.
Kant, como lo hiciera Descartes, centró su filosofía en el pensamiento, con la diferencia de que Kant no se planteó el origen del conocimiento, sino sus límites.
¿Qué podemos conocer? ¿Cómo conocemos? ¿Cómo podemos decir que conocemos? ¿Hasta dónde podemos decir que conocemos?
Kant intenta dar respuesta a estas preguntas en La Crítica de la razón pura. Planteando en su parte introductoria las bases del problema.
Primero, debemos establecer cómo pensamos.
Pensamos, colige, mediante juicios, los cuales se dividen en cuatro tipos: a priori, a posteriori, analíticos y sintéticos.
Los juicios a priori y a posteriori son juicios de certidumbre.
Un juicio es a priori cuando si bien puede provenir de la experiencia, no está sujeto a ella. Debe ser universal y necesario y por lo tanto independiente de la experiencia particular, es decir, no subjetivo y válido para toda consciencia y no de otra manera. En él se engloban las proposiciones matemáticas y los principios físicos. Ejem: "3+3=6", "El mundo es ovoide".
Un juicio es a posteriori cuando no sólo proviene de la experiencia, sino, cuando depende de ella. Este juicio es subjetivo, personal, particular y contingente, es decir, válido únicamente para quien lo emite en el momento en el que lo emite. Ejem: "La vida es bella".
Los juicios analítico y sintético parten de las relaciones entre sujeto y predicado.
Un juicio analítico es aquel en el que el predicado está contenido en el sujeto, y por consiguiente no añade nada nuevo al significado del sujeto; es decir, una tautología. Ejem: "A es A", "La nieve es fría".
Un juicio sintético es aquel en el que el contenido no está contenido en el sujeto, y por consiguiente, añade algo nuevo al significado del sujeto. Ejem: "El gato es negro".
De la combinación de estos juicios resultan los juicios analíticos a priori, sintéticos a posteriori, analíticos a posteriori y sintéticos a priori.
Si el interés son los juicios verdaderamente científicos, no pueden interesarle a Kant los juicios analíticos a priori (mera repetición de verdades conocidas), ni los sintéticos a posteriori (subjetivos y personales) o los analíticos a posteriori (imposibles de hecho).
De la combinación de estos juicios, sólo interesan a Kant los juicios sintéticos a priori, es decir, los verdaderamente científicos. Sintéticos porque descubren, a priori por su certidumbre.
Establecidos los juicios de las ciencias, Kant se pregunta cómo estar seguros de que los descubrimientos de las ciencias son ciertos.
A responder ésta y otras preguntas dedica Kant las páginas de la Estética trascendental.
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